Hay dos tipos de productividad, la productividad en equilibrio y las demás.
Y hay dos tipos de personas, las que son productivas en equilibrio y todas las demás.
Las que están en el primer grupo son esas personas que probablemente hayas visto en alguna ocasión (ya te adelanto que no abundan) que suelen mostrarse tranquilas y serenas a pesar de que hacen un montón de cosas.
Y no sólo eso. No sólo hacen muchas cosas. Sino que además esas cosas que hacen son cosas muy interesantes.
Interesantes y acertadas.
Priorizan bien.
Y por tanto, les va bien.
Les va bien en cuanto a dinero y en cuanto a relaciones.
Y no sólo eso.
Sino que además son de esas personas que tienen tiempo para hacer ejercicio, meditación y ese tipo de cosas. Y no sólo tienen el tiempo para hacerlo. Sino que verdaderamente lo hacen.
Las del segundo grupo…. Las del segundo grupo suelen ser más de ir atropelladas por la vida diciéndose y diciéndote que no tienen tiempo para nada.
No sé en qué grupo estás, pero me alegro que estés por aquí, porque si estás aquí es porque probablemente estás deseando formar parte del primer grupo de personas.
De las productivas en equilibrio.
Es un grupo selecto.
Minoritario.
Afortunado.
Especial.
Si quieres entrar en este grupo, estás en el lugar correcto.
Es aquí.
La productividad en equilibrio es la que es sostenible.
Acorde a ti.
Efectiva y con sentido.
No se trata de hacer por hacer, o de hacer todo el tiempo. No se trata de hacer muchas cosas pagando el precio de dejarte la piel por el camino. No se trata de llegar a todo haciendo malabares; perdiéndote y descuidándote a ti y a lo que realmente quieres.
Eso no es productivo. Es, simplemente, agotador.
La productividad en equilibrio es hacerte responsable de tu tiempo. Y de tu vida, que a fin de cuentas es lo mismo.
Es dejar de decir que no tienes tiempo.
Es decidir qué hacer con tu tiempo. Que ya tenemos una edad.
Priorizar y descartar.
Decidir.
Y cumplir tus decisiones. Respetar tus decisiones y hacer.
Realmente hacer lo que te habías propuesto hacer.
Y si no estás dispuesta a hacer esto, te entiendo, es lo que hace la mayoría. Pero si no estás dispuesta a responsabilizarte de tu tiempo y lo que haces con él, no sigas leyendo.
En serio. Tienes poco tiempo. Haz algo productivo en su lugar.
Tienes otras opciones en el mercado que te enseñarán aplicaciones y sistemas para ahorrar tiempo y hacer mucho. Muchas cosas en menos tiempo.
El problema es que no te enseñan a priorizar qué cosas hacer. Ni a dejar de pensar en el tiempo como algo externo a ti. Debes tener esto en cuenta. Porque el problema de esto, es que por mucho que consigas hacer, por mucho que consigas días de 26 o incluso 28 horas, siento decirte que nunca será suficiente. Te seguirá invadiendo la culpa por no haberlo hecho todo, el agobio por todo lo que queda pendiente. Y el cansancio, porque simplemente, no es sostenible.
Te envío mails con las herramientas y conocimientos que necesitas para aprovechar mejor tu tiempo. Para organizarte y priorizar. Para planificarte, tomar decisiones y cumplirlas.
Y también para gestionar tu mentalidad y tus emociones. Que suena a “poca cosa” pero es lo más complicado y la base de todo lo demás.
Y esto es lo que quiero para ti. Que aprendas a elegir lo que haces y lo que dejas de hacer.
Y por supuesto, que te organices y comprometas para realmente hacerlo.
Y para que lo consigas te envío mails con cierta frecuencia. Porque para ser productiva en equilibrio necesitas cambiar tu mentalidad. Y tu gestión emocional. Y esto no se hace por arte de magia de un día para otro.
Requiere tiempo, o para hablar con propiedad, requiere repetición. Que así es como se obtienen los resultados. El mero hecho de que pase el tiempo no es lo que nos lleva a los resultados que queremos.
Te apuntas y empiezas a recibir los mails.
Si ves que no es lo tuyo te das de baja y ya está.
Y si ves que no tienes tiempo para leer un mail de 3 minutos de vez en cuando….. Si no tienes tiempo para leer un mail sobre cómo crear tiempo… me alegro que estés aquí.







Con Marisa hubo una conexión casi instantánea, la pantalla se hace invisible delante de ella. Tuve la suerte de “encontrarla” en un momento de cambios significativos en mi vida y su acompañamiento sin duda me ha ayudado muchísimo a ser consciente de mis emociones, a aprender a observar y gestionarlas en mi día a día y a aplicarlo tanto en lo personal como en lo laboral. Es como si hubiera “desbloqueado” esa parte de mí que quedaba por ajustar para conseguir fluir con total soltura en mi día a día. Marisa trasmite serenidad, confianza, empatía y una gran capacidad de escucha y análisis - creo que no hay mejores cualidades que puedan representar a un Coach. Sin duda todo un regalo el poder haber contado con ella.
Sandra Vargas

Marisa, muchas gracias por tu capacidad de escucha y comprensión, dándome las herramientas para ayudarme a conocerme mejor y llevar a cabo decisiones sin miedos. El descubrimiento del coaching en mi vida, ha sido un gran acierto que me ha hecho crecer como persona. De nuevo te doy las gracias, por hacerme ver la vida de otra manera y sobre todo más feliz.
Gelen Felipes

Gracias al proceso de LifeCoaching que realicé con Marisa fui capaz de darme cuenta que era yo misma la que estaba generando la situación que me incomodaba. Tomar consciencia de esto y saber que estaba en mi mano cambiarlo me hizo sentir tremendamente liberada. Ahora, gracias a las herramientas que me proporcionó Marisa en las sesiones, puedo afrontar la situación de otra manera.
Flor Marramá
